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Arquitectos: Paulina Courard Délano, Teodoro Fernández Arquitectos, Tomás McKay Alliende; Teodoro Fernandez Arquitectos, Paulina Courard Délano, Tomás McKay Alliende
- Área: 1600 m²
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El edificio nace de la necesidad que tienen los alumnos de la carrera de Ingeniería de permanecer en el campus en horarios más extendidos que sólo la asistencia a clases. Esta extensión de la jornada de estudios se debe a dos razones principales, una, aprovechar la compañía entre los alumnos para estudiar y otra, la ubicación del campus en un sector no central de la ciudad, lo que dificulta el retorno a los hogares en las horas libres entre clases.
Estos dos hechos unidos a la necesidad de habilitar una sede para el Centro de Alumnos son los que movieron a la Universidad a construir un edificio que contara con la infraestructura necesaria para albergar tanto el Centro de Alumnos como salas de estudio y tutorías, además de elementos de apoyo como baños, cafetería y fotocopias.
Por otra parte, el Decanato de la escuela propuso que estas actividades se desarrollaran en el centro de la facultad, lo que dio pie para remodelar un edificio emblemático de la etapa de fundación de la Facultad de Ingeniería y del campus San Joaquín que se encontraba en desuso.
El edificio, proyectado por el arquitecto Jaime Besa en 1960 fue la antigua sede de la biblioteca y del primer computador existente en la Universidad. Al momento de la construcción del proyecto el edificio no sólo se encontraba en desuso sino que en un avanzado estado de deterioro.
La propuesta de recuperación consistió en transformar el antiguo volumen en un edificio completamente transparente, que se implanta en el centro del patio de la facultad como un kiosco, a modo de una gran sombra atravesable con la mirada y de fácil acceso para todos los estudiantes.
Para lograr esta transparencia y al mismo tiempo asegurar la condición estructural del edificio existente, se reemplazaron los muros que cerraban el volumen por una nueva estructura de acero en forma de V que logra la independencia entre sistema estructural y piel, lo que permitió trabajar los cerramientos de manera libre y liviana.
En el perímetro del edificio se construyeron corredores a modo de parrón como una forma de integrarlo aún más a su entorno inmediato. Estos corredores hacen posible la permanencia de los estudiantes en el exterior independientemente de las condiciones ambientales, protegiéndolos de la lluvia en invierno y del sol en verano.
Por otra parte, uno de los requerimientos del programa es que debía permitir el estudio tanto individual como grupal, por lo que se optó por la construcción en su interior de diversos rincones y espacios protegidos para el estudio que no interrumpen la transparencia total del volumen. Estos rincones se separaron a través de elementos colgantes y livianos que permiten entender el espacio interior como una unidad y no como una sumatoria de recintos.